
Por Juan Carlos Urrutia
Un acto de amor no deja de serlo aun cuando siendo testigos del mismo no seamos conscientes de que lo es. Así, en un escenario ideal, el acto teatral es un acto de amor en el que el actor sobre el escenario desde el fondo de su corazón entrega su arte al público, y este a su vez acude a la sala ávido de experimentar esa entrega incondicional.