Por Juan Carlos Urrutia
En "Urinetown" el musical, no hay mayores misterios, más allá del propio poblado al que todos temen ser llevados en caso de violar alguna de las leyes sanitarias impuestas ante la situación que trajo consigo la sequía cuyas consecuencias inminentes giran en torno a la medida extrema de prohibir los sanitarios privados para preservar el vital líquido, lo que conlleva a los habitantes del pueblo a satisfacer sus necesidades en baños públicos controlados por un monopolio que ejerce su opresor control a través de tarifas excesivas para prestar un (muy deficiente) servicio que atienda una función básica del cuerpo como lo es el orinar.